
Imagina que dejas de tener respeto por los géneros de discurso.
Imagina que eres un nazi en un planeta en el que el valor de las personas se mide por su capacidad de comer tantos niños como puedan en los treinta minutos después del coito.
Imagina que tu hermana se ha convertido en una rata con superpoderes y que los usa para espiar a hombres desnudos que se peinan el cabello en las sinagogas de Jakarta.
Imagina que has sido medio devorado por un coleccionista de carne humana.
Imagina que llegas tarde al trabajo.